La costumbre de desconectar el router WiFi por las noches o en momentos de baja actividad es una práctica extendida en muchos hogares. Las razones suelen ser variadas: reducir el consumo eléctrico, minimizar temores vinculados a las ondas electromagnéticas, mejorar la seguridad o incluso prolongar la vida útil del equipo. Sin embargo, especialistas advierten que la mayoría de estas creencias están sobredimensionadas y que los beneficios reales son más limitados de lo que se piensa.

Aunque muchas personas apagan el router con la intención de reducir gastos, el impacto económico resulta mínimo. Los routers actuales consumen muy poca energía, comparable al gasto de un cargador de teléfono conectado sin uso. Esto implica que apagarlos cada noche no produce una diferencia tangible en la factura mensual de electricidad ni un ahorro significativo para el hogar.

Seguridad: medidas reales más allá del apagado

Otro de los motivos frecuentes para desconectar el WiFi es la idea de que así se mejora la seguridad digital. No obstante, esta sensación de mayor protección no coincide con la realidad. Si bien apagar el router evita accesos mientras está desconectado, la seguridad efectiva depende de otros factores: contar con contraseñas sólidas, mantener el firmware actualizado y configurar correctamente la red. Un apagado ocasional no reemplaza estas medidas activas, que son las que realmente resguardan la información y los dispositivos.

Durabilidad del equipo: un mito que persiste

También existe la creencia de que apagar el router prolonga su vida útil. Sin embargo, los fabricantes diseñan estos dispositivos para funcionar de manera continua las 24 horas del día. Los ciclos de encendido y apagado generan fluctuaciones térmicas y eléctricas que pueden causar más desgaste que mantener el aparato encendido de forma permanente.

Efectos en la conexión y actualizaciones

Apagar el router afecta además la estabilidad de la conexión. Cada vez que se reinicia, el dispositivo debe reconectarse al proveedor de internet y renegociar parámetros de red, lo que provoca pequeñas demoras. A esto se suma que muchos equipos realizan actualizaciones automáticas de firmware durante horarios de baja actividad. Si el router permanece apagado en esos momentos, puede quedar sin parches de seguridad o mejoras importantes.

En síntesis, aunque desconectar el WiFi por la noche no genera un daño directo, sus beneficios son escasos. El ahorro energético es casi imperceptible, la seguridad no mejora de forma significativa y el equipo puede sufrir un desgaste innecesario por los encendidos repetidos. 

Por estas razones, la recomendación más práctica es mantener el router encendido de manera continua, garantizando estabilidad, actualizaciones y un rendimiento óptimo en el uso diario.